viernes, marzo 31

Voces

También oigo voces.

Es precisamente el comercio que mantengo con las voces lo que me ha impedido convertirme en un animal, pues estoy convencida de que si esas voces no me hablasen hace ya mucho tiempo que habría abandonado todo empeño por hablar y me habría puesto a aullar, a eructar, a chillar.

El marino, en al isla desierta, habla así a sus animales: "¡Polly, bonito!", le dice al loro. "¡Atrápalo", le dice al perro. Pero siente en todo momento que sus labios se endurecen, que la lengua se le espesa, que la laringe es cada vez más áspera. "¡Guau!", dice el perro. "Ca-ca-ca-ca", dice el loro. Y pronto, muy pronto, el marino salta a cuatro patas, mata a las cabras de la isla a golpes que les propina con fémures, comiéndose la carne cruda:

no es el habla lo que convierte en hombre al hombre, sino el habla de los otros.

Coetzee, J.M. En medio de ninguna parte. (In the Heart of the Country)
(Sacado de un Blog contiguo crescpe)

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy chulo. Leyéndolo dos veces le he sacado mucho más jugo. Me ha gustado. Gracias.

Anónimo dijo...

Además del habla de los otros...
¿qué es lo que convierte en hombre al hombre?

Anónimo dijo...

si.

Anónimo dijo...

Hace unos días leí en un libro una pequeña historia.
Contaba que hace muchos años, el hombre más rico del reino se reunía día tras día en sus aposentos con los sabios más sabios del mundo.

El hombre rico quería saber cuál era la lengua de Dios, la lengua de Adán y Eva. Porque creía que el que lo descubriese tendría ante sí el mayor tesoro y el mayor poder del mundo: conocer el idioma de Dios.

Anónimo dijo...

Al fin y tras muchas cavilaciones, decidieron separar a cinco niños de sus madres nada más nacer. Y los aislaron en una torre, separada del resto del mundo. Cada día les llevaban comida y bebida, pero sus celadores y cuidadores tenían prohibido hablar con ellos ni una sola palabra.
De esta creían que lo que los niños hablasen sería la lengua de Dios, el creador.

Pasaron cinco años y un día los sabios volvieron a reunirse con el hombre rico. Había llegado el momento de conocer a esos cinco niños y conocer su lengua.

Cuando los niños fueron presentados delante del señor, todos guardaron un sepulcral silencio.

Pero los niños no consiguieron pronunciar una sola palabra más allá de unos cuantos balbuceos y gruñidos.

Anónimo dijo...

evidentemente si fuera teofilo, pensaría que no somos capaces de expresarnos en esa lengua, la raza humana ha perdido la pureza que le permitía hacerlo. pero sabiendo esto, la raza humana podría volver a hablar ese idioma:
El hombre es hombre porque sobrevive.

Anónimo dijo...

Lo siento amigo Juan pero siento decirte que la raza humana nunca ha sido pura por que como es bien sabido, el hombre desciende del chimpance y los chimpances tiene su propio lenguaje .. asi que de hablar algo en lugar de lo que hablamos hablariamos como los chimpances... es una reflexion que lanzo al aire.

Anónimo dijo...

¿Qué ganaríamos con que el hombre volviera a hablar su lengua original? No me parece que el problema esté en la lengua, de hecho creo que es un bien que se enriquece con el tiempo. No me parece el motivo por el que el hombre pierde su pureza.
¿La pureza se pierde al descubrir que no todo es puro, no todo es blanco, no todo es bueno?

Anónimo dijo...

a mi lo de la pureza me suena fatal que sepais.